La identidad adolescente y el entorno social
La identidad adolescente es uno
de las cuatro metas fundamentales del desarrollo psicosocial del adolescente,
necesita saber quién es, reconocerse, aceptarse y saberse integrado a un grupo
social de pares.
El desarrollo de dicha identidad comienza desde el momento mismo del
nacimiento, a la biología, se le suma la herencia genética y el entorno
familiar en el que el niño comienza a crecer y a interactuar.
La identidad no es algo dado, sino
el resultado de las relaciones sociales,
y se define a partir de las comparaciones sociales, de la identificación personal y también de la
confrontación con el entorno social.
La identidad es confianza, comunidad,
nombre y pertenencia. Tiene que ver con la elección de la ropa, la música, el
grupo de referencia y las conductas, todos ellos elementos sociabilizadores y de relación con el resto de la sociedad.
Como ya vimos en la entrada del blog Identidad Adolescente, el desafío de crecer, es fundamental que el
tránsito por las cuatro etapas previas a la adolescencia, hayan tenido una
resolución favorable. Según Erikson si esto ha sido así, se habrá logrado la confianza, la autonomía, la iniciativa, la laboriosidad y la
competencia. Con estas herramientas el púber inicia el camino hacia la
construcción de su identidad, siendo motorizado por la fidelidad a sus pares
y a sus modelos o ideales.
En su camino puede necesitar repasar las crisis psicosociales vividas,
siendo la primera la más importante, la que le da la confianza en los demás, en
su familia en primer lugar y en sí mismo. Y el segundo estadio, que le permitirá tener la voluntad para tomar decisiones y
aventurarse en sus convicciones o la de su grupo de pares.
La inserción social del
adolescente modifica sus relaciones interpersonales en tres ámbitos: la familia, los amigos y la escuela. Dejaremos
la familia para después, y veamos el entorno social donde se mueve el
adolescente.
El grupo de referencia, o sea su
grupo de pares, funciona como una red de contención afectiva. Se sienten
contenidos y en la misma sintonía, ya que generalmente tienen el mismo rango
etario, tienen intereses en común en lo inmediato y/o a mediano plazo, como por
ejemplo en los grupos deportivos o musicales, de hobbies, etc.
Pertenecer a estos grupos los hace tener costumbre y hábitos similares,
frecuentar espacios de referencia, plazas, clubes, centros culturales, o
deportivos, horarios, días de encuentro, como así también una organización tácita,
muchas veces con roles cambiantes entre los participantes. Esto significa por
ejemplo, que el capitán de un equipo
deportivo en competencia toma decisiones de estrategias en
la cancha, mientras que al momento de una salida de esparcimiento no sucede de la misma manera. Comparten actividades, tipo de música, deportes, pero también moda, peinados, a veces hasta un vocabulario propio, formas de hablar, etc.
la cancha, mientras que al momento de una salida de esparcimiento no sucede de la misma manera. Comparten actividades, tipo de música, deportes, pero también moda, peinados, a veces hasta un vocabulario propio, formas de hablar, etc.
La pertenencia a un grupo no limita la participación en otros. Los
adolescentes pueden pertenecer a varios grupos de acuerdo a su afinidad.
La pertenencia a grupos de actividades
altruistas favorece el desarrollo de ideales de justicia social y la mirada
empática con la sociedad, muy importante en la adolescencia media y tardía ya que el compromiso social que alcanzan lo
ayuda en la consolidación de su identidad.
En algunos casos pueden formar parte de grupos que se identifican con una
ideología que atraviesa varias características de su vida cotidiana y que
forman un espacio de pertenencia muy acotado,
como son las tribus urbanas, por
ejemplo los punk, que escuchan un tipo de música, y se identifican con un
estilo de vestimenta y peinado. Se considera a los hippies como los que dieron origen a estas tribus, reconociéndose
aproximadamente 25, entre las que se
encuentran los emos, raperos, góticos, heavies, skaters, rastafaris, otakus,
hípsters,etc.
Los espacios propios de los grupos de adolescentes, son espacios
intermedios entre el espacio familiar y el espacio íntimo del adolescente.
La escuela es otro espacio intermedio, de escolarización,
donde la obligatoriedad de la
escuela secundaria vino a igualar a los
jóvenes como sujetos de derecho, para formarlos para la vida ciudadano, los estudios superiores, y para el mundo del trabajo.
jóvenes como sujetos de derecho, para formarlos para la vida ciudadano, los estudios superiores, y para el mundo del trabajo.
Pero también es un espacio de
intercambio entre pares, constructor de vínculos. De afirmación y consolidación
de la identidad. Allí se promueve el intercambio de opiniones y la expresión de
los pensamientos.
Más allá de todo lo que protestan los adolescentes por tener que ir a la escuela, ¿cómo sería la vida para ellos sin este espacio de encuentro, contención
y aprendizaje?
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