Maternidad adolescente no intencional, escuela, estado y pandemia
La entrega anterior les presenté desde dónde se aborda el tema de maternidad adolescente con los chicos en la escuela. Se plantea desde el hecho consumado y la situación a la que debe enfrentarse la pareja. Pero es importante que ellos reconozcan que está en sus manos la posibilidad de conocer los medios para poder vivir su sexualidad sin correr riesgos, o al menos minimizarlos. Enseñar desde los derechos les permite saber que existe todo un sistema preparado para abastecerlos de información y de medios de protección para que su sexualidad.
Hablar sobre embarazos y anticoncepción abre las posibilidades de pensar los embarazos,
siempre desde la idea de informarse para
anticipar, para conocer y poder tomar decisiones. También permite abrir otros
interrogantes:
- ¿Es necesario prevenir los embarazos?, ¿por qué?
- ¿Cómo nos cuidamos?, ¿de qué nos cuidamos?.
- ¿Es posible la “planificación familiar”?
- ¿Cuáles son las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a los derechos sexuales y reproductivos?
La Educación Sexual
Integral (ESI) debe ser el medio de abordar el tema de la maternidad, y
aportar la prevención de la
violencia contra mujeres y contra el abuso sexual. Incluso la ausencia de
ESI "es una causa que contribuye al embarazo no planificado/programado en
la adolescencia".
Pero no podemos perder de vista que en un total de 7
millones de adolescentes argentinos, más de la mitad no termina el secundario.
Esto significa que los temas de sexualidad deben salir a la sociedad de manera
que tengan fuerza suficiente como para que se puedan hablar en otros círculos
que puedan ser formadores. Clubes, grupos parroquiales, grupos culturales son
sitios que también pueden acompañar a los jóvenes para generar charla, debate y
concientización.
Latinoamérica y el Caribe es así la segunda región mundial con mayor proporción
de nacimientos de madres adolescentes, esto permite inferir que hacen faltas
políticas de estado firmes y concretas para trabajar sobre el tema.
La ley 25.673,
promulgada en 2002 en Argentina, estableció la creación del Programa Nacional de Salud Sexual y
Procreación Responsable, relacionado al Ministerio de Salud, cuyos
objetivos son la capacitación de
educadores, trabajadores sociales y operadores comunitarios para cumplir los
siguientes puntos:
- Alcanzar para la población
el nivel más elevado de salud sexual y procreación responsable con el fin
de que pueda adoptar decisiones libres de discriminación, coacciones o
violencia;
- Disminuir la
morbimortalidad materno-infantil;
- Prevenir embarazos no
deseados;
- Promover la salud sexual
de los adolescentes;
- Contribuir a la prevención
y detección precoz de enfermedades de transmisión sexual, de VIH/SIDA y
patologías genital y mamarias;
- Garantizar a toda la
población el acceso a la información, orientación, métodos y prestaciones
de servicios referidos a la salud sexual y procreación responsable;
- Potenciar la participación
femenina en la toma de decisiones relativas a su salud sexual y procreación
responsable.
La salud sexual y
reproductiva se define como la capacidad
de las personas de disfrutar una vida sexual responsable, satisfactoria y
segura, y la libertad para decidir si tener o no relaciones sexuales. Es
también poder decidir si tener o no
tener hijos, cuántos y cuándo tenerlos. Incluye nuestro derecho a recibir
información adecuada para prevenir embarazos no deseados e infecciones de
transmisión sexual como el VIH/sida, y a acceder a servicios de salud
adecuados.
La salud sexual y reproductiva es un concepto muy amplio que
abarca desde la prevención hasta los cuidados durante el embarazo y el parto,
la prevención y el tratamiento del cáncer gineco-mamario y el tratamiento de la
infertilidad entre otras cosas.
Aunque el concepto de salud reproductiva se refiere a
mujeres y hombres, tiene un impacto mucho mayor en las mujeres e intenta
prevenir los riesgos a los que se enfrentan.
La Dirección Nacional
de Salud Sexual y Reproductiva se encarga del desarrollo del Programa Nacional de Salud Sexual y
Reproductiva (PNSSR) y el Plan
Nacional de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia (ENIA).
La implementación del Plan
ENIA, se lleva adelante desde 2017, en las 12 provincias donde se tienen
las tasas más altas de embarazo adolescentes. Son Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Formosa,
Chaco, Misiones, Catamarca, Entre Ríos, Corrientes, La Rioja y el conurbano
bonaerense de la provincia de Buenos
Aires.
Los principales objetivos
del plan ENIA son:
- sensibilizar sobre la importancia de prevenir el embarazo no intencional en la adolescencia,
- potenciar el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos por parte de las y los jóvenes,
- brindar información y métodos que garanticen esos derechos
- fortalecer una política de prevención del abuso y la violencia sexual y de interrupción legal del embarazo, según la normativa existente.
Para esto se apoya en tres pilares:
- el acceso a información y a la educación sexual integral,
- el acceso a la salud y a la contención a través de consejerías,
- el acceso efectivo a métodos de anticoncepción gratuita.
El Plan ENIA aborda esta problemática de manera integral e intersectorial mediante el desarrollo de dispositivos específicos con la Educación Sexual Integral (ESI) del Ministerio de Educación; con el Sistema de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes de la SENNAF del Ministerio de Desarrollo Social y con la Dirección de Adolescentes y Juventudes del Ministerio de Salud.
El Plan ENIA cuenta con un Consejo Consultivo integrado por 30 organizaciones de la sociedad civil y del Sistema de Naciones Unidas (UNFPA) con experiencia en la investigación, la docencia, la capacitación, la incidencia y la intervención comunitaria en el campo de la salud sexual y reproductiva de las y los adolescentes.
“Sus dos años de vida han mostrado que el Plan logró
instalarse, tiene capacidad para revisar sus acciones e introducir
correcciones, diseñar nuevas intervenciones para responder a la dinámica de los
determinantes del embarazo no intencional, así como rendir cuentas de sus
acciones, resultados e impacto. También, los dos primeros años del Plan han mostrado un alto y sostenido compromiso de sus agentes, así
como la voluntad de ofrecer apoyos de múltiples formas de parte de otros
actores políticos.
El Plan ENIA se ha instalado como una política pública intersectorial para
mejorar la vida de las niñas y los/as adolescentes y para ofrecer una respuesta
novedosa en el diseño y la gestión de esas políticas. El Plan ENIA está en
condiciones de escalarse y de potenciar su impacto”. Plan ENIA. Recorridos, logros y desafíos. http://iah.salud.gob.ar/doc/434.pdf
Parece que el trabajo que se está llevando adelante está
dando buenos resultados, que pueden revisarse y mejorarse. Claro que nadie
contaba con los imprevistos de una pandemia.
La pandemia ha sumado
a la vida de las personas la complicación del encierro y la menor accesibilidad
a los centros de salud.
“La salud sexual y reproductiva es considerada por la
Organización Mundial de la Salud un servicio esencial y prioritario que debe
ser sostenido durante la pandemia COVID-19. Las dificultades en el acceso a la
información, a los métodos anticonceptivos -incluyendo la anticoncepción
hormonal de emergencia (AHE)-, y a las interrupciones legales de embarazo
tienen consecuencias negativas en la vida de las personas con capacidad de
gestar. En este contexto, los Equipos Territoriales de Salud Sexual del Plan
ENIA crearon estrategias diversas para garantizar la consejería de salud sexual
y reproductiva a través de llamadas telefónicas, WhatsApp o redes sociales y la
difusión vía redes sociales de materiales elaborados por los mismos agentes
ENIA. La entrega anticipada de AHE y de varios métodos anticonceptivos para
evitar visitas reiteradas a centros de salud y hospitales, y los asesoramientos
virtuales y telefónicos a efectores de salud han resultado ser estrategias
indispensables.” https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/periodico_plan_enia_junio_2020.pdf
“La problemática del abuso sexual y del embarazo forzado es
prioritario para el Plan ENIA. En estos tiempos de aislamiento social,
preventivo y obligatorio les niñes y adolescentes que viven en situaciones de abuso
se encuentran más expuestos a ese riesgo. El Plan, con el apoyo de UNICEF,
UNFPA y Red por la Infancia, ha elaborado una nueva versión de la pieza comunicacional
“Prevenir y actuar frente a los abusos sexuales y embarazos forzados. Una niña
no debería ser madre”, cuyo objetivo es visibilizar dicha problemática y brindar
información que permita encauzar acciones frente a sospechas o confirmaciones
de abuso de niñas y adolescentes”.
Se espera que esta cuarentena traiga de la mano un incremento en el número de embarazos.
Asesores en salud sexual y reproductiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) señalan que América Latina y el Caribe (ALC) es la región con la segunda tasa de fecundidad adolescente más alta y la tasa de disminución más lenta a nivel mundial. La tasa mundial de embarazo adolescente equivale a 46 nacimientos por cada 1.000 adolescentes entre 15 y 19 años. La tasa en ALC es de 66.5 nacimientos.
El UNFPA estima que
el impacto de la pandemia dejará 18 millones de mujeres en general, que
discontinuarán sus anticonceptivos, esto se estima que podría acarrear unos
600.000 embarazos no intencionales y más de 750 muertes maternas prevenibles.
Se estima que 9
millones de mujeres (15-19 años) en ALC necesitan anticoncepción. De ellas
sólo el 62% usan anticonceptivos
modernos, además hay que tener en cuenta las grandes inequidades por nivel
socioeconómico y subregiones que existen.
Los adolescentes
entre 10 y 14 años durante la pandemia se enfrentan a las barreras
de acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, al incremento de la
violencia de género y al posible inicio
de su vida sexual por coerción o
violencia dada la mayor vulnerabilidad en el marco del aislamiento.
La cuarentena y el confinamiento hacen más compleja la
situación ya que el mayor número de abusos está relacionado con el entorno
familiar, de modo que el victimario pasa muchas horas con la víctima y los
mecanismos de denuncia se hacen más complejos. Hay que tener presente que el
silencio es el principal cómplice del abuso sexual además del desamparo en que
se sumerge a la víctima.
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