Habilidades Sociales: el secreto del éxito

El desarrollo de las habilidades sociales en la adolescencia temprana están directamente relacionadas con el éxito  personal y social de los individuos.
Las habilidades interpersonales pasan a ser inclusive más importantes que las cognitivas, ya que son éstas las que favorecen  el desarrollo de la autoestima y el bienestar personal.


Algunos autores señalan que sólo un 20% del éxito en la vida tiene relación con el coeficiente intelectual de un individuo, mientras el 80% restante está relacionado con el autodominio, la capacidad de motivación, la perseverancia frente a las frustraciones, el control de los impulsos, la regulación del humor, la empatía y la esperanza.

Un alumno brillante no siempre tiene un buen manejo de las habilidades interpersonales.
Es importante que la inteligencia académica y sus aprendizajes puedan relacionarse e interpretar las problemáticas de la vida cotidiana. 
Las relaciones sociales positivas son una de las mayores fuentes de satisfacción y bienestar personal. Ser reconocido y aceptado por otros produce un impacto favorable en la autoestima y genera una personalidad adulta saludable.




En cambio la no inclusión, la falta de adaptación, el rechazo, producen el aislamiento, la indefensión, la baja autoestima, la exclusión temprana del sistema por conductas agresivas, violentas y marginales, acechado todo por la pobreza, y                                      las adicciones.




Las relaciones entre pares en la niñez y adolescencia son fundamentales, se aprende de la   observación del otro. Se reconoce del intercambio de estas relaciones, donde se da y se recibe, donde una vez lidera uno y otra vez lo hace otro. La negociación entre pares sirve como autocontrol individual y favorece el reconocimiento de los valores y roles sexuales, es fuente entonces formativa y de disfrute emocional.

La habilidad social es la capacidad que el individuo posee de percibir, entender, descifrar y responder a los estímulos sociales especialmente aquellos que provienen de los demás. Estas habilidades pueden encuadrarse dentro de tres tipos: asertivas, no asertivas y agresivas.



Las acciones asertivas están destinadas al desarrollo social. Los individuos asertivos piensan soluciones lógicas más que emocionales, y defienden derechos  sin el uso de la violencia, respetan opiniones ajenas y enarbolan las suyas con argumentos fuertes.
Las personas no asertivas son inseguras y no se involucran en la toma de decisiones. Se suman a otras opiniones y esto genera falta de autoestima y de valoración por parte de los demás.
Las conductas agresivas   se ejercen con  violencia verbal o física, sin respetar los derechos, lo cual genera rechazo en las personas.
Estos dos últimos tipos de conductas, hace que las habilidades sociales de las personas que las ejecutan, sean pobres generen rechazo, marginación, aislamiento, bajo rendimiento escolar, lo que conlleva a la depresión y al suicidio, como así también a la delincuencia y la drogadependencia.


Las habilidades sociales son comportamientos aprendidos, la familia, la escuela y el entorno social de un  individuo lo condiciona, y si estos espacios fueron saludable o disfuncionales formarán personas asertivas o agresivas.


 Se aprende por experiencia directa, por observación y copia de conductas, por interrelación entre pares y por la aceptación o el descontento de los ejemplos (padres, pares). La palabra de los padres, las sugerencias y reglas o normas de cada familia y la escuela también serán formativas. Es importante que se trabaje sobre las fortalezas de cada individuo para mejorar sus habilidades sociales y por lo tanto asegurar su desarrollo psicosocial asertivo.     

Comentarios

Publicar un comentario

Lo más visto

Adolescentes vulnerados. Estereotipos, prejuicios, estigmas y discriminación

GRIPE A:La Pandemia