Adolescentes frente a juegos virales, desafíos y retos

La pandemia de covid 19 ha traído a nuestras vidas cosas impensadas, como el aislamiento obligatorio y la paralización del mundo de los humanos desde muchos puntos de vista, social, económico, educacional, etc. Pero también la creatividad de las personas ha desarrollado en este tiempo formas de pasarla bien en nuestras casas y con los que teníamos muy cerca. Ha servido este tiempo, como espacio y tiempo de valorización de la familia y de reencuentro en torno a la mesa en una sobremesa distendida, precedida por cartas o juegos que agudizaron el ingenio de muchos y que mitigaron la falta de salidas sociales y nocturnas.

La creatividad  se ha dado cita en familias enteras, grandes y chicos que se super motivaron con TIK TOK para grabar videos desopilantes. También hemos visto a los mejores de muchas disciplinas mostrando sus habilidades con improvisados espacios  de entrenamiento y muuucho más que se ha viralizado a fin de hacernos sentir menos desgraciados por el hecho de estar aislados.

Lo que más llegada a la gente ha tenido ha sido el rubro de los desafíos o challenges, que han surgido para ver quien logra superar o acercarse a determinados logros, los más locos del mundo, desde los presentados por ejemplo por Ronaldo, para hacer una serie de abdominales en un determinado tiempo, hasta las propuestas  como las de hacer un atuendo original con almohadones, que han sido respondidos por varias celebridades internacionales.

Claro que todo esto ha sido genial y positivo para motivar a grandes y chicos en estos tiempos difíciles. Retos como el “Ice Bucket Challenge” en el que se alentaba a echarse un balde de agua helada, para  que se donara una cantidad de dinero y acompañar la investigación de la esclerosis lateral amiotrófica, o el “Movember”, que alentó a los hombres a dejarse crecer el bigote durante el mes de noviembre con la intención de concientizar sobre las enfermedades masculinas, o el “No Makeup Selfie” que invitaba a las chicas a postear fotografías sin maquillaje con el fin de mostrarse natural, han sido propuestas sumamente positivas y han tenido una gran aceptación.   

Pero no todos los retos tienen un objetivo tan noble e inofensivo como estos. Incluso,  ya sean los más peligrosos o los que simplemente nos animan a compartir fotos de la actualidad y de hace una década, esconden mucho más, según los especialistas.

Desde hace mucho tiempo se conocen y aparecen retos o desafíos a los  que los adolescentes y jóvenes tienen acceso, sobre todo a través de las redes que ocultan un trasfondo poco seguro. Son creados y propagados a través de las redes, para llegar a los adolescentes y los desafían a cumplir con acciones que pueden ser altamente peligrosas.  Cualquiera puede proponerlos y sumarse a un reto, cuyo objetivo no es otro que hacerse viral y conseguir el mayor número de visitas, likes, comentarios y followers. Se han convertido en auténticos medidores de popularidad y aceptación, y por qué no para ganar dinero. En España, redes sociales como Facebook o Instagram suman más de 24 y de 15 millones de usuarios activos al mes, y solo en el 2018, se realizaron más de 200.000 búsquedas relacionadas con retos virales, dice Google. Muchos expertos han alertado de cómo estos experimentos muchas veces encubren otras prácticas que persiguen recopilar datos e imágenes de personas con los que enriquecerse y sin necesidad de pedir permisos. Les entregamos nuestros datos y fotografías. De hecho, pueden acceder a un inmenso banco de imágenes seriadas a través de un hashtag sin necesidad de buscarla en varias bases de datos ni de revisar políticas de privacidad.

No son pocas las noticias que hablan sobre las filtraciones de datos de grandes e importantes plataformas, e incluso de extorciones como el  “sexting” por contar con información personal delicada. 

Los adolescentes son un grupo altamente vulnerable de acceder a estos retos. El uso de celulares desde niños  y el acceso ilimitado a las redes ha aumentado que sean tentados por los desafíos que los retos virales les presentan. Además encuentran que  realizar  alguna acción frente a una cámara digital y luego ‘nominar’ a otros amigos o  conocidos  los posiciona en un lugar de mayor popularidad.

Sucede que no miden las consecuencias posibles, “La parte del cerebro encargada del pensamiento racional, la corteza prefrontal, no se desarrolla totalmente hasta más o menos los 25 años. Por esta razón los adolescentes son naturalmente más impulsivos y tienden a actuar antes de pensar totalmente en las consecuencias”.

Aunado a esto está la recompensa del “like” o la popularidad que genera ser partícipe en este tipo de retos virales”.

“Las redes sociales premian el comportamiento escandaloso, y entre más escandaloso, más se puede alardear”.


No han sido pocos los retos virales que han circulado en estos tiempos. Veamos algunos de ellos:

“Momo” .En este reto se enviaba mensajes por medio de WhatsApp que los incitaba a  revelar información privada como fotos de desnudos, números de tarjeta, cuentas bancarias, etc., a cambio de fotos y vídeos con contenido agresivo y violento.

Entre los jóvenes corría la creencia que si no contestaban, Momo saldría de sus teléfonos como si fuera  una película de terror.

“La ballena azul”,  un juego de pruebas que se popularizó en la red social rusa Vkontakt. Las 50 pruebas de las que consta reta a los menores a, entre otras cosas, hacerse cortes en los brazos, ver películas de terror durante un día completo o despertarse a las 4:20 de la madrugada para ver vídeos de terror. Lo peor de este juego es que la última prueba anima a los menores a quitarse la vida. El juego comienza cuando un administrador contacta con el menor a través de las redes sociales. Éste le hace llegar las pruebas y le ayuda a completarlas durante todo el tiempo que dura el juego, instándolos a borrar las grabaciones o imágenes de las pruebas cumplidas con éxito.

“El juego de la canela”. Este juego es uno de los más extendidos en Europa. Animado por Youtubers de moda entre los más jóvenes, el menor debe tragar una cucharada de canela o cualquier otro alimento en polvo sin tomar ningún líquido después; provoca fuertes ataques de tos y puede causar daños en el aparato respiratorio e incluso la muerte.

“El juego de la asfixia” o “el juego de la muerte”. El menor respira profundamente varias veces hasta conseguir una hiperventilación. Acto seguido aguanta la respiración mientras que otros compañeros aprietan su tórax para hacer que todo el aire salga y sujetan su cuello para evitar que haga trampas y respire. El niño al final acaba por desvanecerse, y hay que intentar que vuelva en sí. No siempre vuelven en sí y, si el cerebro pasa mucho tiempo sin oxígeno, el juego puede causar daños irreversibles, desde parálisis cerebral a déficit cognitivo, motor o del habla hasta la muerte del niño.

“El hielo y la sal”, consiste en poner un poco de sal sobre la piel y seguidamente presionar un trozo de hielo sobre la zona. Esto consigue que se alcancen temperaturas de hasta -20ºC, lo que provoca una quemadura por frío muy dolorosa. Gana el que más tiempo aguante el dolor.

“Alucinar con nuez moscada”, la nuez moscada, fumada, provoca fuertes alucinaciones. Causa un efecto similar al de muchas drogas, el problema no son tanto los efectos de las alucinaciones sino lo que los menores pueden llegar a hacer estando “colocados”.

“Emborracharse con gel antibacterial o alcohol en gel”, una pequeña cantidad puede causar los mismos efectos en el cerebro que una botella entera de licor. El riesgo se asocia a  pasarse con la dosis y entrar en un coma etílico.

“Suicidio colectivo”, se han detectado convocatorias a un suicidio pactado de un grupo de personas. Este caso presenta una diferencia fundamental con la ballena azul, no tiene fases progresivas en las que la víctima se encamina individualmente hacia la muerte. Aquí, por el contrario, el supuesto inductor trata de lograr el compromiso del grupo para consumar de manera conjunta el suicidio de todos sus integrantes.

“El abecedario del diablo”, “abecedario chino” o simplemente “El abecedario”. Se popularizó entre los niños más chicos. Un niño tenía que rascarle la mano a otro mientras recitaba las letras del alfabeto a la A a la Z, y dice una palabra con cada una de ellas. El problema es que el juego, además de causar daño físico a los alumnos, escondía un problema de acoso escolar, ya que un "alumno líder" escogía "a sus víctimas entre los más débiles para resistirse".

“Las cápsulas de detergente Tide”, consiste en grabarse comiendo cápsulas de jabón en cápsulas para lavar la ropa, este es un veneno que podría quemarles la garganta o las vías respiratorias.

“El reto del Benadryl”, el uso de la difrenhidramina, benadryl, puede ocasionar graves problemas al corazón, convulsiones o coma.

“Outlet Challenge” fue a dado a conocer en Massachusets luego de que unos niños intentaran colocar una moneda entre el enchufe y un cargador de celular a medio conectar, el reto terminó en incendio y con toda la instalación de la escuela dañada.

 “Rompe Cráneos”, surgió en Venezuela,  tres jóvenes se forman en línea horizontal, saltan y mientras lo hacen los dos niños de los costados le meten el pie a uno de ellos, quien cae repentinamente hacia atrás golpeándose la cabeza.


Algunos tips para los padres:

  •          La comunicación y la confianza en la familia son las mejores herramientas de prevención para evitar los  riesgos de exponerse.
  •          Como los retos les generan inquietudes, podemos aprovechar y hacerles preguntas respecto de lo que saben, lo que esperan que suceda y lo que podría suceder. Estas preguntas desarrollan herramientas de pensamiento crítico que no solo les permiten a nuestros hijos ponerse en los zapatos de las personas que pueden presionarlos a participar, sino que les permiten considerar de manera sencilla las consecuencias de hacerlo y de calcular el riesgo de lo que le puede pasar a alguien que asume el reto.
  •          Es importante preguntarles si consideran que vale la pena correr los riesgos de los retos sólo para conseguir muchos "me gusta" y comentarios en las redes sociales.
  •          Ser parte de sus plataformas preferidas puede servir para mantenerlo informado sobre lo que pasa en sus vidas cotidianas. Mire las historias que publican para tener una idea sobre lo que está pasando en la escuela y con sus amigos.
  •          A veces los niños están más dispuestos a hablar sobre sus compañeros que de sí mismos. Hacer preguntas sobre las tendencias de la escuela, amigos y nuevas modas, puede producir más respuestas que preguntas sobre sus propias actividades. De todas formas, es importante mantener las líneas de comunicación abiertas y evitar juzgarlos.
  •          Es muy importante tener en cuenta que para lograr que nuestros hijos desarrollen las habilidades para tomar mejores decisiones frente a los riesgos, las reglas y los límites son esenciales.
  •          Es importante que nuestros hijos sepan  de forma clara las reglas sobre lo que se puede o no hacer, y por qué pensamos que es importante seguirlas.  De esta manera disminuimos la probabilidad de que se involucren en comportamientos que atenten contra su seguridad.
  •      Plantearles  y explicarles las reglas de seguridad para el uso de internet:
    1.          Recordarles que todo lo que se divulga en Internet es público, permanecerá allí para siempre y no todas las veces es cierto.
    2.          Respetar, comportándose en línea igual que en la vida real.
    3.          Desconfiar de los encuentros personales con quienes conocen en Internet.
    4.          Preguntarle a un adulto de confianza antes de intercambiar información personal como el nombre, teléfono o dirección.
    5.          Contarle a un adulto de confianza si algo los hace sentir tristes, asustados o confundidos.
    6.          No hacer nada con lo que no estén a gusto o que no quieran hacer.   
No perder de vista las señales que los chicos y adolescentes dejan traslucir, es fundamental para la acción rápida y oportuna que permitirá anticiparnos y evitar un mal mayor. 

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