Adolescentes, su motivación escolar y el aprendizaje
Lo que más se ha
analizado sobre motivación es en relación al aprendizaje escolar y de
allí sacaremos algunas conclusiones muy interesantes.
Motivar es llevar al alumno hacia lo que queremos
que aprenda, es predisponerlo a aprender y crear las condiciones necesarias
para su logro, es estimular la voluntad de aprender. Se logra a través de
procesos que promueven la curiosidad, de crear espacios y momentos que
aprovechen experiencias cotidianas de los alumnos.
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La motivación debe estar presente en todo
momento, ya que el aprendizaje surge cuando se plantean dudas, se definen
hipótesis se llega a conclusiones, se verifican conclusiones.
Se motiva con el uso de recursos, pero también debe ser un estado constante
en el aula y para eso cuenta el ánimo
del docente, la transmisión de su energía y de su pasión por lo que hace.
Hay que tener en cuenta que la motivación se asocia con valores como la satisfacción por el trabajo
hecho, la superación personal, la autonomía y la libertad que da el
conocimiento. También tiene que ver
con lo procedimental que significa utilizar un método, relacionar contenidos,
tener disciplina y trabajar en equipo.
Algunas
características para destacar de la
motivación son:
- Es la resultante de un proceso de interacción del educando con el
entorno social, compañeros y educador.
- No es constante, se transforma, pero tampoco es permanente.
- Se alimenta de estímulos, internos o sea propios o externos.
- Está directamente relacionada con la evolución personal de la vida y las experiencias del sujeto.
- Va de la mano de su
confianza, o sea su autoestima.
- Se asocia con emociones positivas.
- Tiene que ver con el para qué de las cosas que con el por qué.
- Cuentan elementos personales del alumno pero también del docente, sus gestos, su palabra y su mirada son portadores de mensajes afectivos que inciden positivamente en la motivación.
Hay dos tipos de
motivaciones:
La motivación
intrínseca donde la finalidad en sí misma es la experiencia personal de
realizar la tarea y no espera recompensas externas.
La motivación
extrínseca se relaciona con la realización de tares para conseguir un
premio o evitar un castigo.
Las personas con motivación intrínsecas consideran que sus
éxitos son el resultado de la competencia y el esfuerzo, y frente a problemas o
tareas complejas toman una actitud de
desafío, resolviéndolos con lógica y análisis de alternativas.
Las personas de motivación extrínseca atribuyen sus
logros al azar o a causas externas
porque no se creen capaces de lograr las metas con su trabajo, y ante problemas
con cierta dificultad lo resuelven más concretamente, sin avanzar en
alternativas y con los mínimos esfuerzos.
La neurociencia ha demostrado que las emociones positivas y negativas también inciden en los dos tipos de motivaciones. Así una motivación intrínseca positiva aumenta el disfrute de las tareas
hechas porque el sujeto encuentra estimulante el resultado de sus acciones.
En cambio cuando se
suman emociones negativas como la
ansiedad, la ira o la tristeza, puede que la resultante sea desmotivadora para el sujeto y afecte la
realización de la tarea. Otra emoción negativa como el aburrimiento también incide sobre lo motivacional disminuyendo
muchas veces el rendimiento de las tareas.
La inteligencia
emocional está relacionada con la
motivación, ya que una persona es inteligente emocionalmente si es capaz de
mejorar su propia motivación, y para esto debe de reconocer sus emociones y
trabajar para regularlas.
Las emociones tienen
una alta influencia en la motivación escolar y en las estrategias cognitivas de
adquisición, almacenamiento y recuperación de los aprendizajes y por lo tanto
de su rendimiento escolar.
La educación debe ser
capaz de generar actitudes positivas hacia la actividad escolar. La
desmotivación es la base del fracaso escolar y probablemente también de los
problemas de disciplina.
La familia
también tiene influencia en la
motivación de los sujetos en tres aspectos importantes:
a-
La actitud
que tienen ante la escuela, el aprendizaje y el conocimiento
b-
La relación
afectiva que establecen con sus hijos
c-
Y las habilidades
con las que motivan y ayudan a sus hijos frente al trabajo escolar.
La confianza que
los padres depositan en las acciones escolares de sus hijos contribuirá para
que sus hijos puedan creer en sí mismos
y sobrellevar un fracaso escolar
como una posibilidad de superación y
crecimiento.
Cuando los padres tienen una actitud directamente relacionada
con los rendimientos escolares, la motivación
que prevalece en sus hijos es
meramente extrínseca y los fracasos
son motivos de frustración y temor ante el sentir que han fallado a las
expectativas de los padres.
Por más que se lo motive, explique, y se repita lo que se
intenta enseñarle, si no confía en sí
mismo, y en sus posibilidades no va a tener ganas de aprender y no llegará a
internalizar los contenidos.
A la expectativa o motivación que tiene un alumno de poder realizar adecuadamente una tarea, hay que sumarle el valor que él le asigne, y éste estaría compuesto por cuatro componentes:
a- la importancia, es decir qué tan relevante es para él hacer bien una tarea
b- el interés, es decir cuánto de gusto tiene por hacerla,
c- la utilidad, o sea cuánto le servirá en su futuro la realización de la misma,
d- el costo, es decir cuánto deberá esforzarse e invertir para realizar la tarea.
Además podríamos mirar
la motivación del aprendizaje en
relación a los motivos que tiene un alumno por los cuales activa sus funciones cognitivas. Estos pueden ser
muy variados:
·
para salir más rápido al recreo,
·
para que el profesor o los padres lo dejen
tranquilo o,
·
porque está realmente interesado en el tema.
La pregunta clave que debemos hacernos es no sólo por qué los alumnos querrían hacer las
tareas, sino por qué querrían
aprender esos contenidos.
Entender la
motivación escolar de los alumnos pasa por tener en cuenta tanto la motivación
hacia las tareas encomendadas y la
actividad que deben ejecutar, como el sentido que le encuentran a hacer dicha
tarea. Que tenga sentido la tarea dará significado a la activación del proceso
cognitivo de aprendizaje.
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Daría la sensación que si logramos la motivación de los
chicos en la escuela ya hemos logrado el éxito de sus estancia en los
establecimientos educativos y el aprendizaje de los saberes. Pero no así, sólo
hemos recorrido una parte del camino.
El éxito es una
habilidad que se logra con mucha perseverancia y en tres pasos:
1-
Cultivar un intenso
deseo de lograr algo
2-
Fijar con precisión cuál es el ideal que se desea perseguir
3- Elaborar un plan para lograrlo
De manera que una vez lograda la motivación suficiente, los
adolescentes todavía deben poner varias cosas más para lograr el éxito escolar.
Pensar en algo
concreto que se desee intensamente no es sencillo, por ejemplo si el deseo
consiste en aprobar un trabajo que tendrá que exponer oralmente, será
importante que trabaje para hacer un
escrito completo y con una buena búsqueda bibliográfica para luego poder
exponerlo oralmente y planificar además el uso de algún recurso que le ayude a
alcanzar la aprobación.
Ahora bien aprobar este trabajo no asegurará el éxito y la
aprobación de todo el trimestre de una materia, y es ahí donde la perseverancia entra en juego para
lograr ese objetivo mayor. La persistencia
en el tiempo es lo que muchas veces falla en los chicos, y entonces los
resultados esperados no llegan.
Acompañarlos a visualizar
sus metas a corto, mediano y largo plazo es un plan que puede ayudarles a
ir paso a paso, sin bajar los brazos porque sus metas están lejos o complicadas
y aprender que la constancia y perseverancia se construye y da muy buenos
resultados al final del camino.
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