Lo que aportan las Neurociencias: atención, memoria y aprendizaje
Tuve la
oportunidad, muy esperada, de participar de un curso de neurociencias aplicada
a la educación, y realmente si bien por mi formación de base gran parte de los
contenidos anatómico fisiológicos los conocía, la información complementaria es
muy interesante y muy rica, y la aplicabilidad permite mejorar los procesos de
aprendizaje de niños, adolescentes y por qué no, adultos.
Voy a
presentarles algunos contenidos que nos pongan en situación con esta nueva
ciencia que ha surgido para explicar un sin número de fenómenos y procesos que
suceden en relación a la mente humana.
El cerebro está
integrado por una serie de estructuras que interrelacionadas se encargan de
llevar adelante una serie de procesos mentales como son: la inteligencia, el
aprendizaje, la memoria, la creatividad, la intuición, la predicción, el
instinto, los sentimientos y las emociones.
Todos estos
procesos se integran entre el cuerpo y el cerebro en interacción permanente con
el ambiente físico y social.
Las unidades
biológicas involucradas son las neuronas, unas cien mil millones, más un billón
de células gliales o de sostén, y las redes de interrelación que entre las
neuronas suceden, a partir de las sinapsis, conforman el cerebro propiamente
dicho.
La interrelación cerebro-cuerpo se logra a través del sistema nervioso periférico y del sistema circulatorio, asociados también con el sistema endócrino y el inmune.
Aprender es un proceso por el cual se
adquiere información que se almacena a largo plazo. Se producen variaciones
en las conexiones sinápticas entre las neuronas que producen cambios en el
pensamiento y en el comportamiento.
La memoria y el aprendizaje son inseparables, la memoria siempre implica adquisición de información,
o sea aprendizaje, y no habría aprendizaje sin retención,
o sea memoria.
Aprendemos de dos
formas:
1- Como una acción automática de incorporación
de contenidos de manera no consciente.
2- Como una acción consciente, donde
desarrollamos estrategias para incorporar contenidos, y donde se involucran
emociones intra e interpersonales conjuntamente con el conocimiento
intelectual. Aquí ponemos en acción nuestra atención selectiva, es decir enfocada hacia un contenido, y la atención sostenida, por la cual nos
mantendremos durante un tiempo determinado atentos a dichos intereses.
El cerebro sin embargo está preparado para olvidar lo nuevo
y conservar los aprendizajes más antiguos. También como el aprendizaje consciente
consume mucha energía, nos agotamos rápidamente y perdemos la atención
sostenida en poco tiempo.
Es aquí donde los docentes deben desarrollar habilidades
para captar la atención sostenida y lograr motivar. Cuidado, aun así también el
cerebro motivado se cansa y debe descansar y reponerse.
Todo aprendizaje necesita tiempo también porque las neuronas
y sus interconexiones deben debilitar conexiones neuronales antiguas para
afianzar las nuevas. Esto se llama NEUROPLASTICIDAD, y se relaciona con la
fuerza y el número de conexiones capaces de almacenarse como aprendizajes en la
memoria.
Las conexiones que se potencian por su uso, perdurarán y
quedarán en la memoria, mientras que aquellas que no se usen sufrirán una
depresión hasta perderse.
Para lograr que se cumpla el proceso de aprendizaje duradero hay que conocer algo sobre atención o sistema atencional. Este se define como la capacidad de fijarse en:
- Uno o varios aspectos de la realidad y descartar los restantes.
- Capacidad de detectar cambios en el medio ambiente.
Todo lo que aprendemos llega a nuestro cerebro a través de
los sentidos y es procesado, almacenado y activado a través de una serie de
eventos eléctricos y químicos en el cerebro.
Ahora bien, el objetivo de una enseñanza exitosa es controlar el fluido de
información que pasa a través de una serie de filtros que posee el cerebro para
que, de este modo, la información más útil, la que se puede convertir en
conocimiento, alcance los circuitos neuronales cognitivos superiores en la
corteza prefrontal.
El modo de traspasar esto filtros es captando su atención, incorporar
sorpresas y novedades en el aprendizaje
a través de variaciones en los estímulos sensoriales es un buen modo: cambios
en la voz, en el volumen, en el ritmo, cambios visuales en los colores,
modificaciones en el movimiento, variaciones en el tamaño, y otros cambios
táctiles, harán que la información en la cual los alumnos o personas necesitan
focalizarse les llame la atención.
El cerebro es un órgano autoprotector que busca el placer y/o asegurar la
supervivencia, como mandatos básicos ancestrales e instintivos. De allí que cuando
recibimos información sensorial, estos filtros emocionales evalúan las
características de esta información, si sirve para la supervivencia o para el
placer. Esta “decisión” determina si a la información se le permite el acceso
al cerebro racional y, de ser así, a qué lugar se enviará.
Cuando un alumno se siente frustrado porque no entiende, o algo le resulta
complejo, los filtros afectivos responden
a esta situación de tensión tomando cantidades más altas de la glucosa
disponible y del oxígeno del cerebro. El cerebro ahora está en modo de
supervivencia, como resistiendo un ataque. La alta actividad en la amígdala
cerebral bloquea la entrada de información a la corteza pensante, tanto, que la
información nunca llegará a la memoria de largo plazo, y el aprendizaje no se
logrará.
Sin embargo cuando las actividades se planifican para asegurar la atención
y el interés sin generar frustración, confusión o aburrimiento, estos filtros
pueden ayudar a enfocarse en el aprendizaje. Se asocian aquí las emociones
positivas que realzan y facilitan el almacenamiento de los aprendizajes a largo
plazo en la memoria.
Se puede colaborar con la motivación a través de la implementación de
actividades multisensoriales, activando el mayor número posible de vías de
ingreso de estímulos al cerebro, jugando con lo sorpresivo, novedoso y
creativo.
Y ahora entramos en la química del cerebro, las emociones positivas y las
propuestas que motivacionalmente estimulan y satisfacen a nuestros alumnos
producen dopamina, un
neurotransmisor, que no solo estimula la memoria a largo plazo, sino que
también predispone a esperar las actividades que les propondremos a nuestros
chicos en próximas clases con mejor expectativa como recompensa a los momentos
agradables generados con anterioridad. Este ciclo de anticipación tiene un
valor muy importante porque aumenta el umbral motivacional ya que el cerebro
considera que si algo fue atractivo, lo volverá a ser la próxima vez.
Una vez liberada la dopamina, ésta activa la producción de acetilcolina, otro neurotransmisor que activa el foco atencional.
Actividades que se asocian
con altos niveles de producción de dopamina, y
por lo tanto con el aumento del placer, la atención y la memoria son:
- bucear en saberes previos, asociados a experiencias personales,
- trabajar con música,
- actividad física,
- juegos,
- teatralizaciones,
- actividades creativas y novedosas,
- actividades con humor.
La capacidad de captar y centrar
la atención es el paso previo al aprendizaje y la memorización.
La captación de
la atención puede tener un costo energético importante, por ejemplo cuando
estudiamos, y en este caso somos conscientes de este esfuerzo. En otros casos
el gasto es menor, aun aunque signifique tener la capacidad de cambiar o
alternar la atención entre actividades diferentes al mismo tiempo.
La memoria está
formada por:
- una información o memoria genética, propia de nuestra especie,
- el aprendizaje familiar, social y contextual adquirido,
- las experiencias
personales propias y de la vida de otros.
A través de la memoria vamos construyendo nuestra
realidad y a partir de ella evaluamos la realidad exterior.
La memoria contiene
procedimientos cognitivos y motores automatizados, registros sensoriales que
hemos almacenado de forma definitiva y momentáneamente, por ejemplo aromas,
colores, un pinchazo de alfiler, ruidos de truenos, etc. También contiene
información que conscientemente podemos evocar, por ejemplo recuerdos, también
es nuestro archivo de conocimiento general, y de episodios personales que
permiten revivir o recrear una situación cuando la relacionamos con otros
contenidos, por ejemplo aromas.
Ahora bien la atención es el producto de otros tres circuitos neuronales que se deben combinar. Ellos son:
- El estado de alerta: el nivel de alerta ayudará a lograr la atención necesaria. Un alumno dormido al igual que un alumno corriendo por el aula no están en condiciones de lograr la atención necesaria para lograr su aprendizaje.
- La orientación: los alumnos deben estar orientados hacia el estímulo propuesto. La atención aparece cuando están alerta y en sintonía con los contenidos de la clase.
- La atención ejecutiva: es una función ejecutiva del cerebro, y se relaciona con el enfoque hacia el estímulo o propuesta que el docente les presenta.
Sólo cuando los alumnos estén alertas, se orienten hacia el estímulo y se active la atención sobre dicho estímulo, nuestros alumnos estarán construyendo lo que se denomina la Casa de la Atención.
Algunas estrategias para captar la atención podrían ser:
- Cambios en la voz, variando el volumen y el ritmo.
- Cambios visuales en los colores.
- Cambios visuales de movimiento del docente o lugar de las cosas.
- Uso de los diferentes sentidos y proponer un cambio en los mismos inesperado.
- Usar el factor sorpresa, preguntar, invitarlos a ponerse de pie, a pasar al frente, a teatralizar una situación, comprometerlos emocionalmente.
Cuando la atención se activa a
favor de lo que se desea enseñar, la información entrante sigue fácilmente la
vía del camino largo, hacia la corteza prefrontal. El cerebro necesita que algo
sea atractivo y novedoso para llevar su atención hacia ese estímulo, y para
continuar con nuestra atención en ello.
Así se disparan emociones, y con ellas la dopamina. Estímulos atractivos
unidos a propuestas de actividades que comprometan el hacer, el ponerse a la
acción, encienden la noradrenalina, que
contribuye a aumentar los niveles de energía y la memoria, y la acetilcolina
hace lo suyo respecto del foco atencional.
Pero prestar atención es una capacidad mucho más importante de lo que uno
imagina, focalizar puede convertirse en un objetivo bastante difícil de lograr.
Sobre todo si consideramos el inmenso número de estímulos que nos bombardean a
todos, grandes y chicos constantemente.
Las distracciones provocadas por la sobreestimulación y las interrupciones
introducidas por las multitareas, cambian el foco de atención demasiadas veces
al día.
El grado de interrupción que vivimos hoy se correlaciona con el estrés y la
frustración. “Cuando uno está disperso es menos creativo; si el tiempo de
reflexión es bombardeado resulta más difícil profundizar en la resolución de
problemas”(Jackson, Maggie, autora del libro Distracted:
The Erosion of Attention and the
Coming Dark Age)
Por suerte se cree que la atención se puede entrenar. Y desde preescolar
debería ejercitarse con programas que activen la memoria de trabajo, la de corto plazo, que también está asociada a
la atención ejecutiva y mejora la memoria. Por ejemplo el desarrollo de
actividades visual-espacial o bien auditivo-verbal en niños de hasta 7 años, mostró un aumento importante
en la capacidad de su atención de concentración y mejoró su memoria. Extender
en el tiempo este tipo de actividades
quizás es la clave para mejorar la motivación y el aprendizaje de nuestros
adolescentes.
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