Adolescentes entre 14 y 16, consejos saludables
La adolescencia,
según diferentes autores es subdividida en franjas etarias. Otro concepto
importante de ella es que existen adolescencias diferentes en función de la
sociedad en la que viven, su cultura, y también el momento histórico de la
misma.
En nuestro contexto,
Argentina, siglo 21, los millennials, o la generación Z, con los que he
trabajado y con los que tengo y he tenido en casa, cuatro, me atrevo a
categorizar a los adolescentes en tres grupos:
ü Entre los 10 y los 13 años, como púberes o
preadolescentes,
ü Entre los 14 y los 16 años, como adolescentes
tempranos,
ü Entre los 17 y 19 años, como los
adolescentes tardíos.
Planteo estas
categorías porque he tenido durante mucho tiempo contacto directo con cientos
de ellos, y hay características bien marcadas que los diferencian. Todo tiene
que ver con el proceso de maduración en lo cognitivo y psicológico, asociados a
los cambios biofísicos desde ya, y con
el desarrollo de la identidad adolescente, valioso tesoro al que llegan tras la
búsqueda incansable durante tantos años.
Ya he dado varias
particularidades de los preadolescentes, tanto en lo físico como en lo
emocional, con un desarrollo rápido y cambios tan notables en lo físico como en
lo psicológico que forman parte de un colectivo muy particular para acompañar y
ayudar a crecer, ya que muchos de ellos padecen esta etapa más de lo esperado.
El grupo de adolescentes tempranos se diferencia
notablemente en algunos aspectos respecto de los anteriores, ya han superado
algunos de los duelos de la adolescencia, por ejemplo el de su cuerpo de niño y
el de su rol infantil. Se ha generado ya una aceptación a veces forzada por su
nuevo cuerpo, y comienzan a vivenciarlo descubriéndolo como un cuerpo sexuado.
Las chicas ya han
pasado por los cambios físicos más importantes e incluso han tenido su menarca,
de manera que están en una fase más
tranquila de su desarrollo corporal, con todos sus atributos femeninos
listos.
A destiempo los
varones también entran en este enunciado, y en lo físico, hacia fines de esta
etapa, casi con 16, será notable el crecimiento de los huesos largos, la forma
corporal y el desarrollo de su masa muscula, el cambio de voz, ya más grave y
la aparición del vello facial.
En cuanto a lo
psicológico, las chicas también juegan con ventaja, sus intereses toman un matiz más sexual, en lo personal y se
acentúa por el otro sexo. Hacen valer sus atributos de mujer y sus hormonas las
envalentonan para coquetear y conocer que tanto pueden impresionar a sus
compañeros de grupo. Claro que en el caso de ellos todavía están bastante lejos
de este pensamiento individualista de ellas. En grupo sobre todo, sus acciones
y sus actitudes son todavía la de niños jugando todo el tiempo, ellas los miran
como diciendo “¿cuándo van a crecer????”…
Muchas veces los estereotipos que muestra la moda,
los medios de comunicación les imponen cumplir con ciertos pautas, cortes de
cabello, uso de ropa de marcas, un perfil o estilo determinado, para también
poder pertenecer a un grupo con el que se identifican.
Es muy importante la pertenencia a ese grupo,
es con quienes quieren estar y generalmente tienen intereses en comunes. Pueden
pertenecer a varios grupos a la vez y cumplir con todos ellos.
Cuando quedan
fuera de esos estereotipos, por ejemplo los de belleza, sufren frustraciones y
se sientes estigmatizados, de modo que pueden
surgir problemáticas asociadas a la alimentación, como la bulimia y la
anorexia, estados depresivos e inestabilidad emocional. Cuando estas conductas
son muy reiteradas y traen consecuencias como aislamiento, muchas horas de
soledad y sueño, es importante actuar. Hablar, acompañarlos e incluso ofrecer
ayuda externa como una visita al profesional que servirá de orientador.
Les preocupa
mucho temáticas como las relaciones
interpersonales donde se producen situaciones asociadas a la coerción, por
ejemplo cuando su pareja es celoso o celosa, genera presión para que no se
trate con sus pares, no use tal tipo de ropa, o no realice salidas
independientes. Lo que denominamos relaciones
tóxicas. Generalmente las visualizan en sus amigos y es importante que se
lo planteen en sus parejas, ya que suelen ser sus primeras relaciones de “pareja”,
fuera de las acciones grupales que mantienen.
Muchas veces las acciones de coerción se producen con
amigas o amigos que presionan para lograr la dominancia y el vínculo unidireccional
con ellos, alejándolos de otros grupos o personas. Visualizar estas relaciones
tóxicas es muy importante para ellos y a veces los padres u otros amigos suelen
ser quienes primero advierten estas situaciones y deben plantearlo, aunque la
aceptación no llegue de inmediato.
Con las
relaciones de pareja llegan los primeros encuentros
sexuales, y ellos quieren saber si están preparados o no, y de alguna manera lograr cierta autorización
para iniciar su vida sexual.
Cuando se los
interpela sobre la situación emocional
respecto de su pareja, si han tomado todos los recaudos necesarios, como elegir
el método c el que se cuidarán, si han charlado sobre los riesgos y han
valorado cómo podría afectar su futuro, surge aquí la respuesta tácita de que
aún no están listos y necesitan crecer
en conocimientos, en madurez y responsabilidad. Hablar con ellos de que pueden decir NO con convencimiento, es
una forma de aumentar su autoestima y ayudarlos a manejar
situaciones que podrían presentarse, para las cuales es bueno estar preparados.
Esto mismo ayuda
a enfrentar situaciones de consumo,
por ejemplo de alcohol, o drogas. Saber los riesgos de esos consumos y los
límites que no se deben pasar porque se pierde el autocontrol y la capacidad de
decidir y pensar, es una forma de hacerlos sentir que son dueños de sus
decisiones. Síntoma de crecimiento y
responsabilidad.
El consumo de
alcohol o tabaco genera en sus cerebros una recompensa gratificante.
Por curiosidad
llegan a probar, se sienten mejor, y consiguen que desaparezcan las
dificultades diarias o parezcan más pequeñas y superables, se desinhiben,
pierden el miedo al ridículo, se vuelven más locuaces, menos tímidos, más
espontáneos. Surge más fácilmente el
sentido del humor y les importa menos la opinión de los demás.
El tema de la identidad de género comienza a sonar
muy fuerte y es importante prepararlos para evitar la discriminación y malograr
una amistad. Muchas veces se presume la heterosexualidad de todos los
compañeros y compañeras y se dicen cosas que resultan inadecuadas y pueden
resultar ofensivas para algunas personas. Sus posturas suelen ser fuerte y
lapidaria por lo que hay que trabajar
con ellos los derechos sobre la igualdad
de las personas. La humanización de algunas situaciones ayudan a reflexionar sobre los valores de las
personas, por sobre su identidad sexual.
De las temáticas sobre
sexualidad que se trabajan en el aula, ellos tienen preconceptos fuertemente arraigados, por ejemplo:
ü El hecho que la primera relación sexual no
tiene riesgo de embarazo.
ü La forma de consumo de las pastillas
anticonceptivas.
ü La pastilla del día después como método
anticonceptivo, y no como abortivo.
ü Los días de fertilidad, asociados sólo al
día de ovulación.
ü La forma de transmisión de ETS.
ü Que la menstruación barre con el óvulo.
ü Que el embarazo se concreta sólo si hay
orgasmo.
ü Que en un segundo coito, con cierto tiempo
respecto del primero, el semen es menos potente y no hay riesgo de embarazo.
ü Se cuidan ellos acabando afuera.
ü Que entre los 14 y 15 años todos ya han
tenido su iniciación sexual.
Hay que trabajar
sobre estos temas y generar la necesidad de consultar dudas para desmitificar los preconceptos, muchos
de los cuales circulan entre los jóvenes desde hace mucho tiempo, otros surgen
como consecuencia de la falta de información y educación adecuada, o bien por información
falsa, un tipo de “fake news” que circula en las redes.
Los adolescentes
de esta etapa, si bien luchan por la
independencia ideológica y personal de los padres, necesitan que los acompañen
especialmente. Algunos consejos:
ü Respetemos sus espacios, sin perderlos de
vista.
ü Acompañemos sus altibajos emocionales.
Muchas veces producto de choques entre sus relaciones amistosas. La fidelidad también
en sus relaciones de pareja suele ser endeble.
ü Tomemos con seriedad sus relaciones de
pareja, marcando pautas de tiempos y encuentros. Facilitarles los encuentros en
nuestro ámbito familiar nos permite reconocer la historia y el perfil del otro
adolescente.
ü Si la relación avanza plantear la
necesidad de hablar sobre cuidados y consultar un profesional.
ü Si hay cosas que no nos gustan de sus
amistades, tratar el tema con tacto, sin confrontar.
ü Pautar las salidas y los tiempos de
regreso, con quién y dónde va a estar. Es importante que reconozca que le damos
un voto de confianza siempre y cuando cumpla con las pautas prefijadas.
ü Condicionar sus salidas a sus avances y
logros escolares. Éstos son sus obligaciones de adolescente, así como nosotros
tenemos las nuestras y la de cuidar de ellos.
ü Que sepa que un NO tiene un porqué.
Administrar permisos es una forma de que los valorice.
ü Ayudemos a visualizar un proyecto de vida
de corto plazo. Preferentemente actividades grupales, scouts, deportivas, o por
ejemplo participar de un grupo con fines sociales, una actividad comunitaria o
solidaria.
ü Puede suceder que cambien de actividades
hasta que logren encontrar algo que les gusta o donde se sienten cómodos en el
grupo.
ü Estar atentos a cambios en su conducta o
su estado emocional. Puede asociarse a temas que los preocupan y no se animan a
plantear.
ü Siempre motivarlos y apoyar sus aciertos y
sus fracasos. Plantearle que un fracaso es una forma de aprender a superarse y
que podrá resolverlo.
ü Aceptar y transar con ellos es una
estrategia para no decir no. Por ejemplo cuando quieren usar rastas,
pierciengs, tatuajes. Hablar de los riesgos, de que perduran, y buscar el
momento adecuado para que haga la experiencia, por ejemplo el verano. En el
caso del tatuaje podemos aplazarlo a su mayoría de edad, x ej.
ü No permitir el uso irrestricto de la play,
el teléfono o la televisión. Necesitan horas de descanso suficiente para afianzar su aprendizaje.
ü Plantear el cuidado de la información
familiar y personal que circulan por las redes.
ü Plantear cómo van a transitar sus
encuentros o previas con sus amigos. Hablar sobre lo que pueden o no tomar y
porqué, de no mezclar bebidas o tomar de mezclas que no saben qué contiene.
Estar despiertos para recibirlos o testear cómo vuelven es una forma de que se
preserven de los excesos.
ü Se sentirán protegidos si nos encargamos
de llevarlos y buscarlos a sus salidas, aunque protesten, en el fondo son conscientes
de que nos preocupan e interesan.
Es una etapa de mucha movilización tanto para el
adolescente como para los adultos de la familia, aceptar su crecimiento y ese
despegue de nuestro lado no es simple, pero ayudarlos a afianzar su identidad
en un entorno contenedor, desde casa y la escuela, hará este pasaje más sencillo y menos doloroso.
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