Preadolescentes, montaña rusa de emociones, consejos saludables


Los púberes o preadolescentes, están sometidos en esta etapa especial de su desarrollo a una  catarata de emociones que hace que sea importante comprenderlos y contenerlos. Cualquier situación desencadena que su humor pase por diferentes estados, pasando de un extremo a otro, por eso decimos que sus emociones están como en una montaña rusa. 
montaña rusa
                    
Ø  De repente están eufóricos, y de allí pasan a una depresión y angustia que no logran manejar, pasan de la risa al llanto.
Ø  Buscan estar acompañados pero no se encuentran cómodos ni con adultos ni con sus pares por mucho tiempo, tienden a pasar muchas horas durmiendo o en soledad.
Ø  Tienen reacciones agresivas y actitudes negativas que desconocíamos en ellos.
Ø  Se muestran rebeldes y renegados ante los consejos o pedidos de los adultos.
Ø  No quieren que se metan en su vida, pero a la vez reclaman atención, muchas veces con comportamientos extraños o fuera de lugar.
Ø  Suelen actuar como trasgresores de las normas y responder en forma desafiante.
Ø  Compiten con sus hermanos en una actitud de celos, pero rechazan las expresiones cariñosas y cercanía de los padres.



 Estas situaciones de angustia son la manifestación de la tensión que los chicos soportan y que  se expresa a través de:
conflictos familiaresa) La agresividad, como respuesta a la frustración, al enfado del adolescente ante nuestra negativa a sus exigencias, la irritabilidad, la propensión a la violencia, que supondrá una bajada de tensión sólo momentánea, las malas contestaciones, los portazos, las reacciones desmedidas en las peleas con los hermanos, etc.

b) El miedo al ridículo, desmedido, desde nuestra mirada de adultos. Es un sentimiento social de vergüenza, atravesar un sitio con mucha gente, ir con ropa poco apropiada para el grupo, etc, y  que puede tener manifestaciones físicas: taquicardia, trastornos gastrointestinales, ponerse colorado, etc.

c) La angustia o sufrimiento por el estrés que sufren frente a ciertas circunstancias y les genera un bloque temporal, por ej., el miedo al examen les provoca sudoración en las manos y  quedarse en blanco; timidez extrema que se asocia a ponerse colorado y al mutismo; miedo a desagradar también suele generar mutismo y perfil bajo entre los pares;  reacción de rechazo cuando se le dan muestras de cariño, tanto en público como en privado.

sentimiento de tristezad) Los sentimientos de depresión se asocian con la necesidad de estar solo, la melancolía y tristeza que pueden alternar con estados de verdadera euforia.

Todas estas manifestaciones son parte de los cambios emocionales que pueden experimentar, y es fundamental que logren identificar las emociones por las que atraviesan. Reconocerlas permitirá que puedan gestionarlas para mejorar y equilibrar su estado de ánimo. Por eso es tan importante trabajar desde la escuela y también desde la familia todas las habilidades sociales que les permitirá conocerse a sí mismos, sus fortalezas  y sus debilidades y especialmente desarrollar la inteligencia emocional,

En neurociencias es muy importante la capacidad de reconocer las emociones y a partir de esto trabajar sobre ellas para corregir aquellas situaciones que nos afectan. Por esto es tan importante que la familia logre ayudarlos a reconocer sus emociones desde pequeños.
Cuando se verbaliza o se escribe sobre las emociones, se puede reconocer las causas de dichas sensaciones y se puede trabajar para mejorarlas y equilibrar aquellas que nos afectan de una manera negativa.
Cuando desde  niños ejercitan este análisis emocional y las formas de potenciar los estados positivos y disminuyendo los negativos, los resultados muestran niños y adolescentes con menor nivel de ansiedad, más tranquilos, con menor nivel de violencia y mayor rendimiento cognitivo.
expresando emociones


Estas manifestaciones emocionales vistas entran dentro de la normalidad de un chico o una chica adolescente, pero siempre dentro de ciertos límites. La angustia, la depresión, la irritabilidad, el ir contra las normas, puede volverse patológico cuando es exagerado, cuando vemos que el adolescente está sufriendo mucho y o hace sufrir a los demás, o cuando se altera toda su vida y esos sentimientos lo condicionan absolutamente,  y que de alguna forma lo alejan de la realidad.

irritabilidad


Estas conductas no sólo afectan la convivencia familiar, sino que no  favorecerán el encuentro con su grupo de pares, de manera que su aislamiento será no sólo doloroso, sino que lo puede desviar  al encuentro de personas o consumos que no son positivos en el desarrollo de su identidad adolescente.

Este tipo de situaciones afectan aún más a la llamada crisis de identidad propia del adolescente, donde éste sufre una desorganización temporal, ya que  tiene mucha incertidumbre respecto de su infancia que se va y la adultez que llega.

Los trastornos de conducta en los adolescentes están íntimamente asociados a:
Ø  Situaciones familiares de pérdida, ya sea física de alguno de sus padres por fallecimiento, o pérdida emocional de alguno de ellos, por divorcio o separaciones
Ø  Maltrato, ya sea por abuso físico, sexual o emocional;
Ø  Afecciones patológicas de los adultos de la familia: consumo de drogas, enfermedades crónicas, violencia, criminalidad.
Ø  Dificultades económicas familiares.

Cuando las conductas se asocian a situaciones particulares y las manifestaciones emocionales están exacerbadas, podríamos llegar a inferir que existen psicopatologías en los adolescentes que merecen una entrada especialmente dedicada a tratar este tema, por su especificidad e importancia.   
      
bienestar familiarSi bien no existe un manual para padres que tenga todas las especificaciones para transitar esta etapa entre la niñez y la adolescencia, los que hemos trabajado con adolescentes y hemos pasado por esta etapa como padres podemos ayudar con algunos tips o consejos para armonizar la convivencia, y equilibrar sus emociones. 
Ø  Con paciencia y mucho amor. Sus desplantes piden a gritos que los ayudemos a comprender lo que les pasa, si llegamos a ellos con ternura, lograremos que dejen aflorar sus emociones.
Ø  Con cercanía y acompañamiento permanente. Cerca y sin ahogarlos pero siempre a mano para cuando nos necesiten, que sientan nuestra empatía y respeto a su espacio.
Ø  Con ideas claras y límites que le indiquen que somos sus referentes adultos, conocedores de los que les pasa y dispuestos a ayudarlos con el consejo claro. Dejar que tome sus decisiones  sin involucrarnos, creyendo que le damos libertad, les genera sensación de abandono, de poco interés. Necesitan límites claros con una explicación confiable, clara y con un argumento firme. Aunque se resista, en el fondo aceptará que estamos seguros del camino a seguir y que pueden confiar en nosotros.
Ø  Aunando criterios entre los padres, para que no exista un doble discurso o la posibilidad de manipulación. Esto le dará seguridad y respeto por las decisiones tomadas por sus padres.
Ø  Acompañando sus aciertos y sus desaciertos o fracasos. Afianzar su autoestima es clave. Darle el visto bueno sobre sus esfuerzos cuando estos dan aciertos es fundamental, como así también hablar con él para proponerle un cambio, por ejemplo, en la metodología de estudio cuando se encuentra frente a un fracaso no esperado. Podemos comprender su angustia por el fracaso, pero solo SU esfuerzo dará los resultados esperados.
Ø  Minimizar la situación de fracaso pero no por eso dejar de trabajar sobre ella. Acompañar para que no se sienta frustrado. Debe aprender a tolerar esa situación y saber que la perseverancia es una actitud que se entrena.
Ø  Trabajar sobre sus fortalezas y debilidades tanto en lo cognitivo como en lo emocional. Reforzar lo emocional y su autoestima con sus fortalezas y transmitirle nuestra confianza en cuanto a que podrá mejorar sus debilidades.
Ø  No considerar que son adultos y deben resolver solos sus tareas, sus decisiones, su estudio cuando tienen varias cosas que hacer. Es importante que los acompañemos a organizarse. Muchas veces pasarán varios años hasta que logren independizarse de sus padres. Sus adolescencias son diferentes a las nuestras.  
Ø  No sobreprotegerlos intentando resolverles sus tareas, resúmenes o cuadros, para agilizarles el estudio. La elaboración de todas estas actividades son en sí mismas formas de estudiar, y de poner a trabajar sus capacidades cognitivas de comprensión y aprendizaje. 
Ø  Interesarnos x sus grupos de pares, sin criticarlos ni juzgarlos, ya que sólo lograremos que ellos no hablen de sus relaciones amistosas. Conocer sobre las personas con quienes se vinculan nos permite estar atentos y saber si están en riesgo de peligro.  
Ø  Si algo nos parece de sus compañías que no es positivo, plantearlo en un momento especial, de cierta complicidad, sin que se perciba agresión o intento de separación. Preguntar ¿no te parece que lo que hace Fulano no está bien y le hace mal a sus padres o compañeros? ¿no sentís que te puede afectar también? Llevarlos a razonar y pensar sobre nuestra postura.
Ø  Debemos estar preparados, no asustarnos ante sus preguntas en relación a su sexualidad o temas afines. Si no sabemos, se lo decimos y nos preocupamos en responderle. Esto generará confianza.
Ø  Desmitificar algunos temas impuestos x los medios de comunicación. Por ejemplo la edad promedio de iniciación sexual; las prácticas sexuales de la pornografía; como especialmente preparadas para el consumo y comercio y no como prácticas normales entre parejas que inician su sexualidad; las prácticas de sexo oral como forma de no tener relaciones sexuales de riesgo, etc.
Ø  Aceptar y transar con ellos es una estrategia para no decir no. Por ejemplo cuando quieren usar rastas, pierciengs, tatuajes. Hablar de los riesgos, de que perduran, y buscar el momento adecuado para que haga la experiencia, por ejemplo el verano. En el caso del tatuaje podemos aplazarlo a su mayoría de edad, x ej.
Ø  Plantear con claridad los permisos y sus condiciones. Saber que deben elegir cuándo y con quién salir y si hubiera otro permiso será excepcional.
Ø  No cuentan los castigos largos en el tiempo. Sabemos que no los podremos mantener, y ellos también lo saben. Si vamos a penalizar que sea sobre algo concreto, puntual y aleccionador.
Ø  Trabajar con aquellos chicos que les cuesta integrarse a  grupos de pares. Promover la participación en deportes grupales, actividades escolares, o artísticas. Estas relaciones son muy importantes para su autoestima  en la etapa adolescente. Fomentar encuentros extraescolares con amigos, abrir sus casas a trabajos de escuela en grupo, una salida al cine, siempre con el seguimiento de un adulto en cuanto al tiempo que van a estar, dónde y con quién. 
Ø  Hablar con ellos sobre el uso de las tecnologías. Que no sientan que su privacidad es vulnerada. Si hay un vínculo abierto y fluido con ellos no será necesario mirar sus celulares ni sus chats. Plantear la necesidad de que sean cuidadosos con la información que circulan y que confíen en contar si algo los asusta o se sienten presionados por alguien.
Ø  Escuchar sus comentarios respecto del trato hacia ellos de la gente que los rodea. Observar sus actitudes, sus cambios que pueden estar dándonos señal de que algo no marcha bien.
Ø  No dar por supuesto que lo saben todo sobre cuidados personales y sexualidad. Mucha de la información que tienen llega de sus pares y no siempre es correcta.
Ø  Los adolescentes no deben tener un acceso ilimitado a la televisión o a Internet; ambas deberían ser actividades de carácter público. El acceso a la tecnología también se debería restringir a partir de determinada hora (por ejemplo las 10 de la noche) para favorecer una cantidad adecuada de horas de sueño. Es razonable prohibir el uso del teléfono móvil y la computadora a partir de determinada hora.
Ø  Observar cambios de humor o de conductas, marcas en sus brazos, tajos, etc, no minimizar, son señales a tratar.
Ø  Pasar más  tiempo de calidad con ellos, compartir juegos e invitarlos a compartir proyectos familiares, como por ejemplo, planear las vacaciones.

    Si hemos de subirnos a la montaña rusa de las emociones con nuestros hijos y alumnos, que nos encuentre en el mismo vagón, cerca de ellos para que se sientan acompañados y sepan que al final del recorrido estaremos felices de la experiencia compartida. 

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